jueves, 30 de junio de 2016

A modo de inspiración (13)



Nos pasamos la vida rememorando el pasado o pensando en el futuro, 
desatendiendo así el presente.

Céntrate en el momento presente del aquí y ahora.
En vez de decir tengo que hacer esto o lo otro...... ¡Hazlo!



 


El diseño está extraído de  
El Oráculo de los Ángeles, de Mario Duguay









 

viernes, 24 de junio de 2016

Una evolución espiritual

No recuerdo exactamente la historia ni de donde procede, pero algo me dice que lo leí en algún libro de Anthony de Mello. El fondo, que es lo que importa, es más o menos, el siguiente. Se le pregunta a un monje cómo era para él la vida antes y después de alcanzar la iluminación. El monje responde que antes de ser iluminado, veía un pájaro y escuchaba su canto. ¿Y después de alcanzar el estado iluminado? Entonces, decía, vió un pájaro  y escuchó su canto. Parece una historia extraña, ¿verdad?, pero si nos adentramos en ella, comprenderemos que alberga un enorme significado. Voy a contar esta historia de evolución espiritual de otra manera; y en esta nueva forma emplearé las imágenes de una baraja de cartas de Doreen Virtue y Brian Weiss, titulada Vidas Pasadas.


En un primer momento, antes de racionalizar o de sentirnos separados y distintos de nuestro entorno, vivimos y experimentamos la vida tal y como es, sin límites. 

Mira la imagen; en ella se nos muestra el ambiente sencillo de una granja. Sí ya sé que un granjero que se ponga a valorar todo el esfuerzo que le cuesta sacar adelante su granja puede que no la vea tal y como yo la describo, sencilla y natural, sino llena de trabajo; pero es que quien habita en la granja que muestra esta imagen es alguien que se siente y se sabe de manera primigenia parte del mundo en el que está, y que por tanto se dedica a vivir la vida sin complicaciones y sin sentir las diferencias que existen entre cada elemento de la granja, ya hablemos de caballos, gallinas, pasto, cielo o tierra. Quienes viven en esta granja más que pensar se experimentan en común.

Pero el ser humano sigue un camino extraño y complicado en su evolución. Un camino que, partiendo de lo sencillo, transita por lo complicado para volver a la sencillez. Más o menos realizamos aquello que expresaba Picasso en su pintura, quien de niño pintaba como niño para más tarde ir aprendiendo todas las complejidades academicistas del arte de la pintura y volver finalmente a la sencillez lúcida de un niño.

Y en ese extraño y complicado camino, el ser humano necesita "diseccionar" su entorno, para tomar conciencia de sí mismo y de todo lo que le rodea; para hacerse preguntas sobre su origen y cómo conectar con él; para saber cómo relacionarse con el responsable de su existencia y del de todo lo demás, para relacionarse con su Creador. 

Entramos así en el mundo de la cultura, representada aquí por la carta que nos transporta al mundo grecorromano, el mundo que establece la diferencia entre lo sagrado y lo profano; el mundo lleno de rituales enfocados a que cada uno reconozca y se conforme con el lugar que le ha sido adscrito; un mundo lleno de una gran profusión de terminología y ritual para tratar de explicar y relacionarse con lo inexplicable.

Tras todo este viaje, llegamos a esta carta que nos muestra un arbol. ¿Qué nos podría sugerir esta imagen al relacionarla con la evolución espiritual? Pues a ello vamos ahora mismo.

Un árbol está muy bien enraizado en la tierra pero sus ramas aspiran al cielo. ¿Lo entiendes? ¡Seguro que sí! El árbol representa la unión de la tierra y el cielo, de lo profano y lo sagrado, de la materia y el espíritu, la criatura y su Hacedor. ¿Cúal es la diferencia con la imagen de la granja? En aquella veíamos la representación de la experiencia de la Vida; el árbol añade algo más pues experimenta y une a través de la búsqueda que le ha llevado a conocer. El árbol nos sugiere que a partir de una aparente diferenciación (cielo y tierra) comprende la unión representada con la bella imagen de sus raíces, su tronco y sus ramas. Los árboles por tanto representan esa unión trascendental.  En sus ramas anidan pájaros de enorme diversidad; gracias a su altura se alcanza una visión llena de perspectiva.  El árbol además sugiere permanencia, estabilidad, fortaleza. El árbol, en fin, aporta un gran conocimiento y vivencia de la profunda filosofía que desde la pregunta de quienes somos, de dónde venimos y adónde vamos nos lleva no sólo al conocimiento de estas respuestas sino fundamentalmente a la vivencia de las mismas pero ya de una forma lúcida. 


 

Las imágenes de este artículo proceden de las cartas  
Vidas Pasadas, de Doreen Virtue y Brian Weiss

domingo, 19 de junio de 2016

A modo de inspiración (12)


PERMITE EL AMOR


A veces ponemos demasiados inconvenientes para permitir el amor... tanto para darlo... como para recibirlo.

¿No es hora ya de abrir nuestras compuertas y dar permiso para que el amor se manifieste?

Piénsalo... y actúa en consecuencia.









Diseño extraído de las Cartas Indigo Angel,  
de Doreen Virtue y Charles Virtue







viernes, 10 de junio de 2016

Filosofía del I Ching

Desde hace ya varios años, parece haberse puesto muy de moda un libro chino conocido en nuestro mundo occidental como I Ching. Como sucede con frecuencia, uno comienza por conocer la idea resumida de cualquier libro y luego, si resulta de su interés, surge el deseo de profundizar en él. Ese deseo en mí se inició hace tiempo, pues el I Ching se ha convertido en un libro de gran profundidad filosófica al que me gusta recurrir y valorar su orientación.

Antes de seguir adelante diré que existen en la acutualidad muchísimas adaptaciones abreviadas del I Ching, y consiguientemente, podemos caer en una simplificación excesiva que, además de resultar equívoca, nos aleja del verdero conocimiento que tal libro puede ofrecer. Normalmente se utiliza como un instrumento oracular que nos aclare el futuro próximo, pero a mí me gustaría llamar la atención de quienes leen este blog en la filosofía que reúne dicho libro.

El I Ching, tanto como libro sapiencial o bien como instrumento oracular pretende ofrecer una orientación sobre los movimientos a seguir ante determinadas situaciones antes de que se desarrollen en una forma que ya impidan cualquier posibilidad de transformación por nuestra parte. Por tanto, lo que pretende es buscar soluciones antes que vaticinios fatalistas.

Richard Wilhelm
Uno de los libros más completos sobre el estudio y el contenido del I Ching, es el realizado por Richard Wilhelm, prologado por Carl Gustav Jung. Richard Wilhelm se dedicó al estudio de la cultura china y profundizó ampliamente en el significado de este libro como importante compendio de esta cultura. Para este estudio se valió de la inestimable ayuda de Lao Nai Hsüan, un "venerable sabio" como lo llama Jung en el prólogo a la edición de Wilhelm.

En el I Ching, y desde nuestro conocimiento actual, podemos vislumbrar dos fuentes bien conocidas por los amigos del orientalismo en nuestro mundo occidental. Por una parte encontraríamos similitudes con el Taoísmo, por tanto con ideas de Lao Tsé, en cuanto al ritmo y sentido del Tao; y por otra hallaremos mucho de Confucio y su escuela ética aplicada a la sociedad y a la vida política, poniendo un acento muy especial en la honestidad y en la sacralidad de la vida.

Wilhelm nos habla de cuatro posibles autores, atendiendo al origen y posterior desarrollo del I Ching. En un primer momento apunta su origen a una figura mítica llamada Fu Hi, que unido a desarrollos posteriores daría origen a los ocho trigramas básico del I Ching:

El  Cielo - Lo Creativo
La Tierra - Lo Receptivo
El Trueno - Lo Suscitativo
El Agua - Lo Abismal
La Montaña - El Aquietamiento
El Viento - Lo Suave
El Fuego - Lo Adherente
El Lago - Lo Sereno

Más adelante nos habla del rey Wen, fundador de la dinastía Chou (alrededor del año1.000 a.C.), a quien se le considera el sistematizador de los 64 hexagramas que hoy en día componen el libro; cada uno de ellos formado a partir de las combinaciones entre los trigramas mencionados antes que componen 64 imágenes que ayudan a entender el mundo; figuras como por ejemplo El Caldero, El Andariego, El Oscurecimiento de la Luz, La Necedad Juvenil... y así hasta 64 figuras. Hay que aclarar que el rey Wen sufrió prisión por el rey anterior quien temía que Wen terminara por arrebatarle el poder. Se dice que es en ese tiempo de prisión cuando sistematizó el I Ching, y por eso los consejos tienen la moderación que él mismo aprendió de su retiro, pues se dio cuenta de que existe un tiempo para actuar y otro para esperar, y que el éxito radica en encontrar el momento propicio para aplicar ya sea la acción o la quietud.

Luego aparece el duque de Cho, hijo del rey Wen, considerado artífice de la asignación de significados concretos a las seis líneas de los 64 hexagramas sistematizados por su padre.

Y por último Confucio y la escuela confucionista, con sus profundas explicaciones de cada uno de los apartados anteriores.

Me ha parecido interesante matizar estos posibles orígenes, aunque probablemente el libro tenga la aportación de muchos otros sabios de los que no nos ha quedado constancia excepto la obra final que es la que realmente nos interesa.

La filosofía del I Ching se basa fundamentalmente en el orden y la armonía. Seguir el orden del Tao, como sugiere Lao Tsé; seguir las costumbres sagradas del mundo como indica Confucio. Todo en la vida se ajusta a un orden y un equilibrio que debemos mantener; cuando el orden se interrumpe, surge el caos y por tanto los problemas. El I Ching pretende dilucidar si en el momento en el que se consulta se ha roto el orden o por el contrario la situación se ajusta a lo que debe de ser. En el caso de que ese orden se haya roto, el I Ching propone medidas de acuerdo a que el momento sea propicio o no para llevarlas a cabo.

Podríamos considerar ese orden basándonos en una cierta jerarquía en tres niveles. El primer nivel alude al cuerpo humano, y así en las explicaciones de los hexagramas suele hablarse de los pies, los muslos, las orejas, la cabeza, etc. Cuando el problema aparece a nivel de los pies no suele ser tan peligroso ni problemático como cuando aparece al nivel de las orejas o la cabeza en donde la solución resulta ya más difícil de encontrar.

En otro nivel jerárquico se habla de la familia, con ocho miembros (los ocho trigramas mencionados al principio): el padre, la madre, el hijo mayor, el hijo mediano, el hijo pequeño, la hija mayor, la hija mediana y la hija pequeña. Cuando cada miembro de la familia ocupa su lugar sin pretender usurpar el de otro, las cosas marchan bien, pero cuando surge el desorden aparecen los problemas que deben de solucionarse procurando alcanzar ese orden perdido.

Por último, podríamos considerar el orden político social, y así se nos habla del rey, el ministro, el pueblo, el príncipe, el gran hombre, etc.

Sí, la cultura del I Ching nos habla de una cosmogonía frente al  caos, y por eso intenta ajustar los pasos de la vida a ese orden que ayuda a resolver los posibles problemas acaecidos por un no querer ajustarse a las leyes del universo. Visto así, a mí me parece un libro que aporta una gran sabiduría, a la manera de las memorias del emperador Marco Aurelio con sus consejos una vez enfrentado a los problemas de su día a día.

Lo dicho, a mi modo de ver, resulta un libro altamente instructivo.

lunes, 6 de junio de 2016

A modo de inspiración (11)

 

Sus consejos merecen la pena de ser seguidos

 porque están llenos de sabiduría y amor.











Imagen procedente María, Reina de los Ángeles, Cartas de Doreen Virtue.